Las sábanas del mar
Málaga, Excmo. Ayuntamiento, 2005
Colección Ancha del Carmen. Poesía. Núm. 3
58 pp. 18x13 cm.
ISBN: 84-96055-25-6
PVP: --


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La casa sosegada


Hemos llegado, como de costumbre,
al abrigo secreto del hotel.
He pedido la llave. A pocos metros,
a contraluz, de espaldas, relumbra tu figura
ceñida por el mar. Sabes que, arriba,
la cómplice penumbra abre los mapas
y despliega efectivos, estrategias, la luz.
Ah, la escalera.
Por la secreta escala nos guía Juan de Yepes
-¡o era, imberbe, un botones
que vi en alguna parte?-,
disfrazados tú y yo:
no estaba sosegada nuestra casa.




Rendez-vous


Se ha llenado la tarde de trenes silenciosos.
Por la mínima senda en que los días
descienden hasta el mar, flota un rumor de óxidos
y tú agitas la mano detrás de los cristales.

Quedan allí los pétalos, temblando,
que hemos hurtado al tiempo, como láminas
de algún metal rarísimo y hermoso,
superviviente luego de tanto cataclismo.

Y allí, mientras te alejas
a bordo de las nubes, del humo, se estremecen
los árboles cansinos de la melancolía
o esas horas desiertas que señalan tu ausencia.

Vuelvo entonces la espalda hacia el vacío
en que queda tu nombre tiritando,
las calles, los caminos, las tabernas,
¿quedamos este viernes? ¿sí? ¿a qué hora?
Y el mar cubre su lecho con las últimas luces.




En torno a la elocuencia


Hablan del corazón y su abundancia
las palabras –me dicen, y derramo
sobre la mesa el libro de mi voz-.
No obstante, el diccionario,
que abro mientras apuro una cerveza,
no contiene los términos buscados,
los vocablos precisos para hablarte de amor.
Bebo, entonces, un trago y la mirada
se me clava en tus ojos, silenciosa y oscura.
Mientras voy recorriéndote,
pongo nombres a todos los rincones
que la pasión no alcanza.
Cierro el libro y te amo,
allí,
donde el silencio
no precisa otra música.


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